domingo, 29 de diciembre de 2013

Repoblar los pueblos abandonados



La Asociación Pueblo Social es una plataforma que promueve una iniciativa para dar a conocer los casi 3.000 pueblos que se encuentran abandonados en nuestro país y repoblarlos.
Actualmente poseen un mapa con la situación de casi 900 pueblos, aunque estiman que en la península hay unos 2.800 pueblos abandonados. “Muchos de ellos fueron abandonados en los años 60, pero la tendencia a la despoblación continúa en la actualidad”, aseguran en su página web.

Es una manera de fomentar la repoblación de estos pueblos abandonados, y que muchas familias y jóvenes de hoy en día puedan tener una oportunidad y dar un cambio en sus vidas.

http://www.pueblosocial.es/

miércoles, 25 de diciembre de 2013

El cambio empieza por uno

Los ciudadanos tenemos la fuerza y el poder de cambiar la sociedad.


Change.org



Parece difícil cambiar el mundo, pensamos que uno solo no puede hacerlo, pero muchos unidos hacen la fuerza. Si todos ponemos nuestro granito de arena, y trabajamos dentro de nuestra pequeña parcela de manera justa y honesta, podemos hacer que las cosas cambien.

¡Juntos podemos!

Esta es una de las muchas formas que existen de ayudar, no hace falta dar gritos, ni usar la violencia, con ejemplos como este se pueden alcanzar grandes cambios a nivel social, teniendo como pilares fundamentales la justicia, la libertad y la ética.

En el siguiente enlace podéis ver un video con algunas de las victorias conseguidas por los ciudadanos a través de Change.org en España en 2013. 
 
 2013, un año de victorias a través de Change.org

sábado, 21 de diciembre de 2013

Una maravillosa lección

Este hecho aunque ocurrió en el 2012, nos parece un gesto que merece ser recordado a pesar del tiempo que ha trascurrido. Queremos recordarlo como ejemplo de lo que hacen algunas personas con valores y buenos principios.





LA PALABRA MUEVE PERO EL EJEMPLO … ARRASTRA


En España, en la carrera del Cross de Navarra de Burlada, el pasado 2 de diciembre 2012 sucedió un hecho que nos demuestra que el testimonio y la integridad de una persona se reflejan en todos los ámbitos de tu vida.

El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de oro en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012, estaba a punto de ganar la prueba cuando confunde el tramo final de la competencia, creyendo haber ganado y con algunos metros por recorrer, aflojó totalmente el paso y, relajado, comenzó a saludar al público creyéndose vencedor.



Iván Fernández Anaya, que venia segundo, al ver que se equivocaba y se paraba metros antes de la meta, no quiso aprovechar la ocasión para rebasarlo y ganar.

Se quedó atrás de él, y con gestos para que la entendiera y casi empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.

Iván Fernández Anaya, corredor español de de 24 años afirmó al terminar la prueba: "Aunque me hubieran dicho que ganando tenía plaza en la selección española para el Europeo, no me habría aprovechado. Creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes , en el fútbol, en la sociedad, en la política, donde parece que todo lo honesto ha perdido su valor, un gesto de honradez va muy bien ".

¿Por qué las noticias malas corren como pólvora, y este tipo de ejemplos se habla muy poco de ellos?.

martes, 17 de diciembre de 2013

La ética, principios y valores del ser humano


Entrevista con Leonardo Boff sobre conceptos fundamentales como la ética, los valores y los principios del ser humano. 

Los videos que siguen en orden en esta entrevista, pueden reproducirse a continuación, en dónde Leonardo Boff nos habla así mismo de la filosofía de la Carta de la Tierra, como marco ético más adecuado para el siglo XXI.

Video 1.- PRINCIPIOS, VALORES y ÉTICA




Video 2.- La ética y la moral
Video3.- La ética en el actual contexto de globalización

Video 4.- Valores humanos y relativismo
Video 5.- Ejemplos de valores universales
Video 6.- ¿Qué piensa de la Carta de la Tierra?
Video 7.-  Ideales de la Carta de la Tierra

viernes, 13 de diciembre de 2013

Dilemas étiKos de la vida cotidiana

LA GUARDERÍA

Se sentó en un banco del parque para recomponerse. Todavía se sentía algo confusa y no acertaba a comprender cómo era posible que todo hubiera sucedido sin poder hacer nada para evitarlo.
La imagen de los ojos de Clara, su nieta de un año, cansados de llorar sin tener respuesta, ocupaba todo el espacio disponible en su mente. Aquella visión había conmovido su ser y, como un rayo, había iluminado en su interior una comprensión hasta entonces desconocida.
En un instante supo lo que Clara estaba sintiendo. Abandono, incomprensión,  impotencia, miedo…sensaciones todavía sin nombre para ella. Un golpe inesperado en medio de la confianza absoluta del hogar y los brazos amigos de mamá, papá y las personas cercanas.
El corazón se le encogió y temblaron sus piernas. Clara estaba sufriendo profundamente; un ser al que en esos doce meses  había conocido bien. De una manera misteriosa sabía quién era;  sabía que era muy sensible, que su encantadora sonrisa proclamaba su inocencia, que su alma estaba intacta y que su luz era demasiado hermosa para no protegerla.
Y allí estaba ella, como adulta que asentía y aprobaba con su presencia ese cambio brutal en la vida de su nieta. Pensó que no se lo merecía; que de alguna forma la estaba traicionando. Y sintió vergüenza ante la mirada aterrada de la niña.
¿Cómo permitimos esto? Pensó.  Y de golpe aparecieron en su mente imágenes de niños llorando en tantas ocasiones en las que la separación de sus madres se les hacía imposible de soportar.
Marina había trabajado como maestra de Educación Infantil toda su vida profesional. Hacía dos años que se había jubilado, pero seguía sintiendo en su corazón el cariño por esos pequeños seres maravillosos que siempre había reconocido como sus maestros.
Sin embargo, nunca hasta entonces había conectado con tanta profundidad con su sentir en ciertas circunstancias que, por otra parte, se consideraban “normales” en los medios educativos.
El periodo de adaptación siempre es duro, ya se sabe, pero Marina recordó que se ponía especial cuidado en hacerlo de la manera menos traumática, cuando ella trabajaba en aquel programa de escuelas infantiles rurales.
Entonces, las mamás que venían por primera vez con su niña o su niño, se quedaban ayudando a hacer la decoración del espacio mientras sus hijos, atraídos por los juguetes nuevos que les presentaba la educadora, se olvidaban de dónde estaban y sólo de vez en cuando miraban hacia las madres, para controlar que la suya seguía allí. Así varios días, a veces una semana, hasta que el niño entablaba con la maestra un lazo afectivo suficiente como para quedarse en aquel nuevo espacio sin su madre. Aún así, había niños que lloraban cuando no veían a su mamá, pero enseguida las educadoras les atendían con ternura e intentaban calmarles.
Ahora, al parecer, las normas habían cambiado. El periodo de adaptación consistía en dejar al niño desde el primer momento en el aula, un espacio desconocido, con la educadora, una persona extraña, y a su mamá no se le permitía quedarse. El primer día y el segundo,  dos horas de abandono, el tercero cuatro horas de abandono y el cuarto día, seis horas incluida la comida.
Parece que lo que llaman “adaptación”, en realidad significa resignación ante el abandono.
Había compartido con su hija lo que sentía; ella, al parecer, no participaba del mismo sentimiento, o quizá no se lo podía permitir. Después de un año dedicado a la crianza de su hija, necesitaba volver a trabajar, tanto porque la economía familiar lo requería, como por su propia autoestima profesional. 
Marina insistió argumentando desde sus conocimientos educativos, proponiendo diferentes opciones alternativas a aquella, que sabía estaba haciendo daño a su nieta. Visitaron juntas otras escuelas infantiles privadas y comprobaron que las diferencias no eran decisivas. La abuela se ofreció para quedarse con la niña algunos días en semana, puesto que no vivía en la misma ciudad, segura de que la otra abuela cubriría el resto de los días. Nada, en los planes de los padres de Clara no entraba lo de permitir que las abuelas hicieran de canguros. Tampoco les gustaba la opción reciente de las llamadas “madres de día” porque todavía no está regulado ni existe normativa al respecto.
La cosa se había puesto tan tensa que Marina fue amonestada por su insistencia y le tuvieron que recordar que los que tomaban las decisiones allí eran el padre y la madre.
¿Y la niña? ¡Cuánto se acordó Marina de aquel abuelo de “La sonrisa etrusca” que se pasaba las noches junto a la cuna de su nieto!
Ser abuelo o abuela es muy diferente de ser padre  o madre. Pensó Marina. Sobre todo porque cambia la visión. En los padres se mezclan demasiados intereses, necesidades y preocupaciones. La responsabilidad de educar bien a los hijos, las necesidades económicas para sacarlos adelante, los valores y creencias sobre la crianza…Pero para los abuelos y las abuelas, lo único que importa es que el niño o la niña estén bien, que sean felices, disfrutar de ellos y de su preciosa compañía. Nada más, nada menos.
En estas disquisiciones estaba tan enfrascada Marina, que no se percató de que a su lado se había sentado Pilar, una amiga del barrio.
-        ¡Ay, Pilar, si no me había dado cuenta de que estabas aquí!
Y, claro, Marina le contó su disgusto y el dilema que tenía planteado; por una parte quería “salvar” a su nieta de aquella experiencia tan negativa, pero por otra, no podía intervenir, ya que eran sus padres los que decidían.
Pilar estaba en la misma tesitura; resulta que a su hija y al compañero de ésta, se les había metido en la cabeza una tontería de esas modernas…”colecho” creía que lo llamaban o algo así; y consistía en que la niña, su nieta, dormía todavía en la misma cama que sus padres. ¡Fíjate, qué barbaridad! Exclamaba Pilar horrorizada. “Y no acaba ahí la cosa, que la niña va a cumplir dos años y todavía le está dando el pecho”.
-        Pues a mí no me parece tan mal, Pilar, cuanto más cariño y contacto materno tengan los niños, mejor se criarán…Comentó Marina
-        ¡Anda!¡A ver si va a resultar ahora que estamos con las hijas cambiadas!
Y así, después de una animada discusión, las dos abuelas llegaron a la conclusión de que los extremos nunca eran deseables y que lo único que podían hacer era seguir dando a sus nietas todo su amor y disfrutar de ellas siempre que pudieran. Que sí, que sí, que ahora les tocaba a sus hijas decidir de acuerdo con sus parejas. ¡Pobres! Menuda papeleta.
La tristeza de Marina se había convertido en determinación. “Tengo otros recursos para ayudar a mi nieta”. Sí, ella sabía que en la distancia también llega nuestra energía allí donde nuestra intención la dirija.
Cada mañana y cada noche, Marina pensaba en Clara; le enviaba un chorro de energía amorosa para que esas experiencias desagradables no dejaran huella en su pequeño corazón. Y sentía un calor en su pecho cuando acercaba mentalmente la imagen de su nieta sonriendo feliz a la vida. 
Con el tiempo las emociones fueron perdiendo intensidad y Marina pudo por fin preguntarse: ¿Y qué tengo yo que aprender de todo esto?
Una luz se abrió paso suavemente para susurrarle al oído: “Nadie posee la verdad absoluta; cada persona tiene su verdad y el aprendizaje consiste en respetar esa verdad de cada una, sin intentar imponer la nuestra por muy evidente y maravillosa que nos parezca”.
Y así fue como la abuela Marina volvió a disfrutar de su nieta Clara con la certeza de que el amor que recibía la niña, sanaría las heridas causadas por aquella mala experiencia.
Ah, pero eso sí! Se aseguró de que su hija hablara con la educadora para pedir que atendieran a Clara siempre que llorara.
No es bueno, ni es normal que los bebés lloren y no se les atienda lo antes posible. Si eso ocurre con frecuencia o durante un periodo largo, ocurre un fenómeno llamado “indefensión aprendida”, muy peligroso para la vida emocional futura de esa persona.



viernes, 6 de diciembre de 2013

23 Maestros del Corazón

Un maestro de secundaria que tras 24 años de docencia decidió vivir su propia forma de enseñar y lo hizo escribiendo un libro que se llamó:

Veintitrés maestros del corazón: una experiencia educativa. Un salto cuántico en la enseñanza.


De ello nació el siguiente documental emitido en TV2.

Es alentador ver propuestas pioneras en este sentido, ya que ves como chavales jóvenes, un tanto perdidos, con conflictos de personalidad, huellas dolorosas que les han marcado y bastante hartos del modelo social en el que están inmersos, se descubren a sí mismos con una óptica diferente de sus vidas, y con las oportunidades que tienen por delante para poder llevar a cabo los cambios.



El Camino del Corazón

El Camino del Corazón 
Es una experiencia única y profundamente transformadora, porque permite activar unos resortes internos que liberan el sufrimiento y encaminan al la persona hacia la consciencia, que es la antesala de la felicidad.

En este vídeo está resumida su esencia, de un modo magistral, por María Pinar Merino, una persona entregada a difundir esta experiencia. Durante la entrevista, María nos explica el objetivo del camino del corazón, que se apoya en tres pilares fundamentales:

1.- Crear nuevas estructuras de pensamientos basadas en la inteligencia del corazón
2.- Crear nuevas formas de comunicación (aprender a hablar y escuchar desde el corazón)
3.- Crear nuevas formas de relación.

Aprenderemos como nació y cual es la finalidad del Camino del Corazón, conoceremos los principios, valores y la ética que este camino nos enseña a cada uno de los caminantes que participamos de este laboratorio de la vida, como también lo ha llegado a describir María.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Dilemas étiKos de la vida cotidiana

 EL DESPIDO

Se quedó unos instantes pensativo mirando por la ventana de su despacho. La lectura de aquel informe anual del ejercicio 2011 le había impactado. En él, la dirección de la multinacional expresaba que los resultados económicos no habían sido los esperados, especialmente en el sur de Europa. No significaba que la empresa estuviera en situación de pérdidas, sino que las previsiones de crecimiento habían disminuido en base a las cifras de los últimos meses. Ante la situación la dirección pedía una rebaja drástica de los gastos en algunos países, y en concreto en España, por lo que se hacía necesario el despido de al menos dos personas.
Ignacio llevaba trabajando en aquella empresa más de dieciocho años y no podía creer lo que estaba pasando. Desde que entró había valorado muy positivamente el trabajo que se realizaba allí; le parecía que los empleados eran serios, responsables y eficaces y que la empresa marchaba bien, teniendo en cuenta el contexto de crisis que reinaba en el entorno.
Pensó en sus compañeros; cuatro de los catorce que estaban en plantilla, habían entrado hacía menos de un año dejando sus anteriores trabajos en aras de un proyecto ilusionante. “¡Qué injusticia!”, pensó. Y sintió que algo se encogía en su interior. “¡Les habían engañado con promesas vacías sin tener en cuenta sus vidas, como si no les consideraran seres humanos..!”
Y a los que habían entregado años de trabajo y esfuerzo a aquella tarea, ningún reconocimiento, ni el más mínimo detalle. Se sentía traicionado y decepcionado ante unas perspectivas que habían resultado ser falsas.
Estaba decidido; salió al pasillo y se dirigió al despacho de su jefe inmediato, director para España de la empresa.
-“No podéis despedir a los nuevos”, “Si tienes que despedir a alguien, me ofrezco para ser yo quien se vaya”.
- “No, Ignacio, no voy a consentir eso”. “Tiene que haber otra fórmula; la empresa está obteniendo beneficios…Hablaré con los de arriba. No entiendo nada”
Mientras tanto se había corrido la voz; se formaban corrillos en los pasillos y en los despachos. Todos estaban indignados. Se extendía la idea de que tenían que unirse y no permitir que echaran a nadie. “¡O todos, o ninguno!”
Pero las situaciones personales, los miedos y la inseguridad general, fueron debilitando los ánimos de lucha conjunta. El ambiente estaba cada vez más tenso.
Pasaron algunos días y en esta ocasión fue el director quien se acercó al despacho de Ignacio para compartir con él una decisión que había tomado en solitario. Quería presentar una propuesta alternativa a sus superiores: Reducir todos los salarios, incluido el suyo en un 10% hasta que la situación se recuperase y las cifras volvieran a mostrar los buenos resultados que la Compañía exigía.
Todos estuvieron de acuerdo en aceptarla como medida provisional, aunque no les convencía demasiado. El jefe obtuvo el visto bueno de sus superiores y se firmó un contrato-moratoria hasta finales del 2012, en el que se decía que si se recuperaban los resultados volverían a percibir su anterior nivel salarial.
Pasado este momento difícil, el trabajo volvió a la normalidad y las cifras comenzaron a crecer, con buenos resultados. A finales del 2012 todos recuperaron su salario original.
Habían pasado los tres primeros meses de 2013. Era una mañana soleada y fría de primavera. Ignacio, mirando pensativo por la ventana de su despacho, tenía la sensación de estar repitiendo una escena.
El informe recibido que descansaba sobre su mesa indicaba que los beneficios previstos para el año en curso serían aproximadamente de un 8% y no el 15% deseable, por tanto la reducción de gastos necesaria supondría el despido de tres o cuatro personas.
En un equipo de personas que de por sí ya estaba ajustado para el nivel de trabajo y facturación existente, era imposible un despido de esas proporciones.
La memoria de su jefe todavía albergaba aquella proposición de despido por parte de Ignacio. Puesto que tenía que elegir a tres o cuatro personas, apesadumbrado notificó en una reunión del departamento a las tres personas seleccionadas para dejar la empresa; despedirían a dos de los más nuevos y a Ignacio.
-“Agradezco enormemente tu generosidad y te prometo hacer todo lo posible para reincorporarte a la empresa si las cosas no te van bien en tu nueva etapa.” Concluyó el director. Y con un apretón de manos y un abrazo, se despidieron en la puerta del despacho.
El día de la notificación de los despidos los rostros y las lágrimas reflejaban la desolación y la tristeza de quienes se iban y también de los que se quedaban sin comprender bien las razones últimas de aquella decisión que les afectaba a todos. Ignacio iba consolando a unos, dando ánimos a otros…Los compañeros, que ya conocían su forma de pensar, se refugiaban en su abrazo con toda confianza. Los de otros departamentos que venían a consolarle, se llevaban la sorpresa de verle entero y sereno.
-“Y a ti, Ignacio, ¿no te afecta el que te despidan?” le preguntó alguien.
-“Sí, me afecta por lo injusto del sistema, pero para mí la vida no depende de un puesto de trabajo en una empresa; intento permanecer libre de ataduras y condicionantes, sobre todo libre del miedo a la pérdida, el mismo miedo que nos quiere trasladar la dirección de estas empresas para aprovecharse de la servidumbre y obtener el mayor beneficio de su negocio al menor coste posible. Es lícito que las empresas ganen dinero, pero si no tienen en cuenta a las personas que las constituyen, en sus derechos y su dignidad; si descompensan la balanza que equilibra las relaciones laborales, acabarán perdiendo ese potencial humano y se hundirán en un plazo de tiempo más o menos largo.”
-“Tienes razón, amigo, y ahora ¿qué vas a hacer?
-“Pues disfrutar de esta nueva etapa de mi vida. Pienso que es una bendición haber estado haciendo lo que he hecho y tener la oportunidad de hacer ahora algo distinto. Aunque más que hacer, siento que lo que ahora me toca es empezar a Ser y a realizar y disfrutar una fase más auténtica de mi programa de vida, con mayor entrega y ayuda hacia los demás, y desde un lado más humano.”

-“¡Qué buena actitud la tuya! ¡Así tendría que ser siempre! ¡Seguro que te irá muy bien! ¡Mira que me dan ganas a mí de despedirme también!
Y con unas risas terminó aquel día tan duro.

Los compañeros que se quedaban sabían que se enfrentaban a una situación estresante y saturada de trabajo. Al poco tiempo se plantaron a la dirección pidiendo más personal, ya que de lo contrario, todo se iría al traste. Se tomó entonces la decisión de contratar por tres meses a una de las personas despedidas, hasta ver como se desarrollaba la situación.

Un mes más tarde, el director miraba pensativo por la ventana de su despacho. Tenía sobre la mesa una notificación en la que se confirmaba la firma de un contrato que garantizaba, junto con otros proyectos conseguidos, el cumplimiento del presupuesto anual en España en tan solo los 6 primeros meses del año. Eso significaba que las cifras de 2013 podían terminar con record histórico de resultados.

Junto al documento empresarial había una carta manuscrita. Era de Ignacio. Entre otras cosas, decía…:

Queridos compañeros,

Mañana dejaré de trabajar en esta empresa. Resulta difícil tratar de condensar en unas pocas líneas los casi 19 años de mi permanencia aquí. Atrás queda mi historia personal, con maravillosos momentos y experiencias que han servido para marcar en mi diario una parte importante e inolvidable de mi vida. Sin embargo, no quiero hablar de despedida. Ya que mi mirada ha de seguir enfocada en el maravilloso camino que tengo aún por delante, prefiero hablar en términos de AGRADECIMIENTO. Agradecimiento a la oportunidad humana que he tenido al compartir con esta familia de compañeros todos estos años, en los que hemos vivido momentos mejores y peores, y de la que me quedaré con la imagen de aquella empresa fiel y comprometida con las personas y sus vidas, de los principios de una Fundación preocupada por el bienestar de sus empleados, las relaciones y el entorno de trabajo, y por el cuidado del medioambiente y la defensa de los valores éticos en todos los contextos posibles.

Espero y de verdad deseo, que se cumplan los objetivos que la empresa se propone, por el beneficio de todos, y por los puestos de trabajo, para seguir manteniendo y cuidando los principios fundacionales de los que antes hablé. Os deseo el mayor de los éxitos, en lo laboral pero especialmente en lo personal.

Por último, aunque muchos ya sabéis cual es mi “hoja de ruta”, para aquellos que queráis tenerme localizado, os dejaré mis datos, así como mi página web en la que podréis encontrar las actividades en las que me centraré a partir de ahora, y que han formado parte de esa otra vida que he cultivado y dedicado durante años, y a la que ahora espero poder entregarme más a fondo, haciendo lo que más me gusta y ofreciendo mi ayuda y entrega a los demás, para hacerles sentirse mejor y llevar una vida plena y equilibrada.

Me tenéis a vuestra disposición para arrimar nuestros hombros y compartir cualquier necesidad desde el corazón. Me marcho agradecido, y os llevo en el equipaje de mis recuerdos. ¡Gracias por formar parte de mi historia!.

Un fuerte abrazo a todos,

Ignacio
Frente a la falta de ética del poder financiero empresarial, está la actitud recta e impecable de personas que, aun siendo afectadas por la apisonadora del poder, son capaces de reaccionar sin miedo, con honestidad y actuando desde el corazón.

Sacrificios Humanos - Mundial de Fútbol Qatar 2022

En muchas culturas antiguas se practicaban sacrificios humanos. Bien documentados son los de los celtas, de Cartago, de Mesoamérica; pero los hubo también en Escandinavia, Roma, Creta, Medio Oriente, Japón, India, África…

En la mayoría de los casos, se trataba de granjearse los favores de los dioses, de apaciguarlos, de mitigar su ira o de mantenerlos contentos. A nosotros, los seres humanos del siglo XXI, esas prácticas nos horrorizan y nuestra conciencia ética moderna las rechaza irrevocablemente.

Ahora ya no se practican esos horribles ritos. De hecho, hoy en día, ningún Dios, ninguna religión pide que se sacrifique a un ser humano, ¿verdad?

Bueno, mirando bien las cosas… Depende un poco de a lo que consideremos un Dios o una religión. Quizás podríamos decir que, ¡pues sí!, hay un Dios, por cierto bien conocido de todos y venerado en todo el planeta, que últimamente se ha cobrado la vida de varios seres humanos. Es más, todo indica que no está apaciguado y que sigue pidiendo más vidas humanas. Este Dios se llama Fútbol y el lugar del sacrificio es Qatar.

El coste de una obra faraónica

Para poder celebrar dignamente la ceremonia cuatrienal de la copa del mundo 2022, se hará una obra faraónica: nueve mega-estadios, carreteras, una línea de metro, tres gigantescos barrios de viviendas, hoteles, un enorme nuevo aeropuerto, etc…

¿Quien va a llevar a cabo esa obra? Qatar tiene dos millones de habitantes, de los cuales el 80% son extranjeros, mayoritariamente de Asia. Pero hace falta mucha más mano de obra. Entonces, además de los trabajadores que ya viven allí, se espera un refuerzo de ¡un millón y medio de obreros!

El diario británico The Guardian ha revelado que, entre junio y agosto de este año, han muerto 44 nepalíes y han puesto de manifiesto unas condiciones de trabajo espantosas: alojamiento de 12 personas en una habitación, jornadas de hasta 11 horas de trabajo, seis días por semana, con una temperatura exterior de entre 45 y 50ºC; sin acceso a agua gratuita, confiscación del pasaporte, sistema del kafala (sponsor en árabe), según el cual ningún empleado extranjero tiene derecho a romper su contrato de trabajo sin el visto bueno de un tutor que suele ser su empleador.

Eso por un salario de entre 180 y 243 euros al mes, que puede ser pagado con mucho retraso. Sueldos algo sorprendentes, cuando se sabe que ¡Qatar es el país con renta per cápita más alta del mundo! Incluyendo al 80% de extranjeros. Claro que si se tiene en cuenta tan sólo a los qataríes…

El gobierno qatarí no lleva contabilidad de los muertos. Son las embajadas las que publican las cifras. La de India computa 237 muertos en 2012, y 159 en los nueve primeros meses de 2013. La de Nepal habla de 200 por año. Los trabajadores son casi todos jóvenes pero, entre el 50 y el 60% de las muertes se producen por accidentes cardiovasculares, después le siguen los accidentes de tráfico y accidentes laborales directamente vinculados a las obras en curso.

En ausencia de la autopsia, no se puede afirmar que todos los fallos cardiacos sean consecuencia de la vida que llevan esos hombres, pero los que conocen la situación opinan que la mayoría fallece por agotamiento, hipertermia y deshidratación.

Miles de sacrificios

A raíz del artículo de The Guardian, expertos de la Confederación Sindical Internacional (CSI) han investigado en Doha, capital del Emirato, y han llegado a la siguiente conclusión, según ese mismo medio : que Qatar es un estado esclavista y han calculado que si la tasa de mortalidad no baja, serán 4.000 los inmigrantes que pagarán con su vida el mundial de fútbol qatarí.

Bien, ¿y ahora, qué? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué pueden hacer los fieles de la religión Fútbol? ¿Pedir al nuevo Emir Tamin Bin Hammad Al-Thani que mejore las condiciones laborables de su país? ¿Pedir a la FIFA (Asociación de la Federación Internacional de Fútbol) que rectifique y nombre otro país para organizar la copa 2022? ¿Organizar una petición a nivel mundial para que, al menos, en la ceremonia de apertura, se respete con un minuto de silencio el recuerdo de los fallecidos durante las obras? Estamos ante otro asunto chocante que nos produce una sensación de total impotencia.

La FIFpro (la Federación internacional de sindicatos de jugadores de fútbol) amenaza con ¡boicotear la copa del mundo 2022! Podría pensarse que es por solidaridad con los trabajadores, que se indignan al saber que habrá más muertos en las obras que jugadores en la copa. Pero, en realidad, lo que no quieren es jugar en verano con 45 ó 50 grados de calor (a pesar de que los estadios estarán climatizados, un hecho dañino desde el punto de vista ecológico. La FIFpro quiere que se celebre la copa 2022 en invierno.

El reverso tenebroso del fútbol

Practicar un deporte está muy bien, tiene muchas ventajas sobre la salud, tanto física como mental. Jugar al fútbol es beneficioso, por cierto tanto para hombres como para mujeres.

Ayuda a desarrollar valores como el sentido de equipo, la disciplina, aprender a aceptar la derrota y a ganar con humildad. Lo que pasa es que el fútbol sólo es un deporte para relativamente poca gente. Cuando se habla de fútbol, se piensa primero en un espectáculo.

Mirar a otros jugar tampoco está mal. Se disfruta de la destreza, de la puntería de los jugadores, de su sentido de la acción colectiva, de la estrategia, algunos hablan de estética. El problema empieza cuando entra en una persona, en un aficionado, una pasión que invade todo su ser y que puede impedir ver otras caras de esta actividad.

Hace tiempo ya que los sociólogos han equiparado fútbol y religión. En esas catedrales modernas que son los estadios, se celebran cada semana unos rituales bien experimentados, durante los cuales se repiten los mismos gestos, las mismas palabras.

En un estadio lleno se palpa un ambiente de fervor especial. Se canta, se pintan caras, se hacen “olas”, se tiene una sensación de pertenencia a un grupo; la gente se identifica con un club. En Inglaterra puedes pedir que, después de morirte, se repartan tus cenizas sobre el césped de tu club. Si no quieres o no puedes acudir al estadio, tienes en casa un altar doméstico o en el bar de al lado un altar social, que es el aparato de televisión.

¿Nuevo opio del pueblo? Hombre, cuando piensas toda la semana en el partido del sábado, a ver si van a ganar los nuestros, lo hablas toda la semana con los amigos, cuando ahorras para pagar las entradas en el templo o para costear el viaje a otros lugares sagrados como son Milán, Dortmund o Manchester; cuando estás preocupado porque no se sabe si el abductor derecho de tal sumo sacerdote de la pelota redonda se recuperará a tiempo para poder jugar el partido, pues no piensas en otras cosas.

Pero no hay que olvidar que el opio tiene otra ventaja: mitiga el dolor. Hoy en día, en todo el planeta, hay mucho malestar, mal-vivir y también situaciones dramáticas. El fútbol permite huir, por lo menos un rato, de esa realidad dolorosa; te permite olvidar.

Por un fútbol sin muertes

¿Y qué pasa con el dinero? ¡Lo que se podría hacer con las ingentes cantidades de dinero que mueve el fútbol! Allí hay en juego intereses económicos gigantescos y parece que en este mundillo es la ley del mercado la que triunfa y no la ética. Así es como, por ejemplo, las pelotas están fabricadas por niños en Pakistán.

¿Y si el fútbol fuera tan solo un sub-Dios, o tan solo una faceta de un Dios más grande, de un Dios jefe que rija todo el planeta, un súper-Dios que pida más vidas humanas para quedarse contento y que se llama… Don Dinero?

Bueno, a decir verdad, por muy poderoso que digan que es, no es el dinero el que toma las decisiones, son los seres humanos encargados de gestionarlo. Confiamos que, a todos los niveles de responsabilidad, esas personas se hagan cada vez más conscientes y tengan más en cuenta la necesidad imperiosa de practicar los valores que permitan avanzar hacia un mundo mejor.

Un mundo en el que, por ejemplo, para disfrutar de la mayor fiesta de su deporte favorito, los aficionados al fútbol no tengan que deplorar la muerte de centenares de seres humanos.


Philippe Despres