domingo, 26 de enero de 2014

¿ESTAMOS PREPARADOS?

¿ESTAMOS PREPARADOS?

Acabamos de pasar el solsticio de invierno; de la rueda del sol, el que marca el despertar a la luz; la oscuridad va cediendo terreno para dar paso a una claridad mayor y más duradera. Todo un símbolo que, como todos los mensajes de la naturaleza, encierra una gran sabiduría de la que podemos aprender.

Estamos asistiendo al despliegue de la oscuridad con todos sus secuaces en alza, la corrupción, la injusticia, la desfachatez, la codicia, las agresiones al planeta…y seguramente, cuanto más cerca esté el final de ese ciclo, más intensa será la negrura.

 


Muchos de nosotros esperamos que llegue pronto el solsticio que de paso a la era de la luz, anhelamos vivir en paz, que los dones de la tierra se repartan equitativamente entre sus habitantes, que el respeto y el amor se respiren en las relaciones, que seamos capaces de regenerar este planeta que nos acoge. Es un magnífico anhelo.

Pero, ¿estamos preparados?

Bueno, bueno, para eso siempre se está preparado. ¡¿Ah, sí?!

¿De dónde va a salir esa luz si no es del ser que cada uno de nosotros somos en realidad? ¿De dónde el amor y el respeto, si no es de nuestro corazón? ¿Cómo habrá paz fuera si no la hay dentro? Y la justicia ¿Dónde anidará si no es en nuestras acciones?

Mirando a nuestro interior y también alrededor, nos damos cuenta de que quizá nos hemos hecho un poco comodones. Si nos paramos a observar, nos damos cuenta de la cantidad de automatismos que nos conducen del principio al final de nuestro día a día. Os invitamos a hacer la prueba.

Cada cual se despierta como puede, pero, ¿somos conscientes de lo que significa empezar un nuevo día? Cada día es una oportunidad para vivir un poco más cerca de esa luz que anhelamos. Sí, pero ¿cómo?

Es cuestión de entrenar el músculo de la consciencia. Ducharse, vestirse, desayunar…pueden ser acciones rutinarias o podemos hacer un pequeño esfuerzo y cambiar a modo “sentir”, observar qué siento bajo el agua de la ducha, despertar los sentidos; y mirando a las estanterías…observar qué productos de higiene, belleza y limpieza utilizo, ¿están llenos de químicos tóxicos o me doy lo mejor para mi, los míos y el planeta? Qué elijo comer para terminar el ayuno nocturno, al mediodía y por las noches; qué medio de transporte utilizo para ir al trabajo o qué tareas priorizo y por qué. Cómo me posiciono ante un problema ¿laboral?, o si tengo miedo de dar la cara por mis compañeros; si aún me arrastran las emociones, o quizá sea fuerte con los débiles y débil con los fuertes… ¿Resisto a las tentaciones, pequeñas o grandes? ¿Organizo mi tiempo para dar prioridad a lo que es importante para mí o voy apagando tantos fuegos urgentes que no me quedan fuerzas para lo esencial? ¿Enciendo la tele automáticamente y me trago lo que me echen? Al cabo del día, puedo hacer un balance de cómo he trabajado por el nacimiento de la luz y ver si me quedo en paz y duermo tranquilo, o veo cómo puedo mejorar en algo y me lo pongo como tarea para el día siguiente.

La pregunta es si soy yo quien toma las decisiones en mi vida, porque si no soy yo, ¿entonces quien las toma por mi? Sí, una de las estrategias de la densidad oscura, es anestesiar a la población, adormecerla para que no pueda tomar sus propias decisiones. ¿Recordáis el cuento de la bella durmiente? Todo su reino dormía con ella, hasta que el amor le hizo recuperar la consciencia y todos despertaron.

Hay en nuestro mundo, externo e interno, muchas formas de adormecernos pero sin duda la más potente anestesia es el miedo. ¿Estamos preparados para afrontar nuestros miedos y plantarles cara? La experiencia nos dice que el miedo se esfuma cuando lo miramos de frente. ¿Estamos preparados para unir nuestra fuerza con la de los demás para vencer a las tinieblas que pretenden asustarnos? Si reconocemos al hermoso ser que realmente somos cada uno de nosotros, no hay bravucón que pueda con nuestra inmensa fuerza interior.

Pero nuestra luz no puede brillar si estamos dormidos. Y si no brilla nuestra luz ¿qué luz va a brillar?

Queridos amigos, convenzámonos, no hay otra, nosotros somos los que estábamos esperando. Y cuando nos decidamos a tomar las riendas de nuestra vida y brillar, entonces podremos disfrutar del nacimiento de la luz en nuestro mundo. Será el tan añorado solsticio planetario.


Carmela González
Equipo +étiKa

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