miércoles, 19 de marzo de 2014

22 M - Marchas de la DIGNIDAD


FANTÁSTICA RESPUESTA ANTE LA INJUSTICIA SOCIAL Y EL ABUSO DE PODER.

Nuestra compañera Carmela González ha sido una de las personas que ha tenido la oportunidad de participar y compartir la Marcha de la Dignidad en la columna suroeste durante un tramo.

En su artículo "marcha de la dignidad" cuenta como fue ver por primera vez a los manifestantes, caminando con ellos una etapa y compartiendo la rica experiencia de haberles conocido.



MARCHA DE LA DIGNIDAD


A veces me parece que hay tal saturación de noticias sobre la crisis, que para no sucumbir en la densidad de una pantalla, mis ojos registran pero mi mente olvida.

Algo así sucedió con el “Campamento Dignidad”. Vi la noticia, me pareció interesante, busqué alguna imagen…Y después ya había otro asunto del que ocuparse. De esto hace más de un año.

La historia es así: Un grupo de personas indignadas habían plantado tiendas de campaña frente a la oficina de empleo en Mérida para pedir la instauración de la “renta básica”. Una semana después se levantaba el Campamento Dignidad de Plasencia ante la Catedral, de donde les echaron; entonces ocuparon la Catedral misma y después de negociar con el obispo, les cedían una sala para desarrollar su labor. Poco a poco, por toda Extremadura se han organizado nuevos campamentos (Almendralejo, Badajoz, Don Benito, Rivera del Fresno, Villafranca de los Barros, Fuente de Canto, Zafra y muchos más). El movimiento se ha extendido por otras provincias y Comunidades Autónomas como Andalucía, Asturias, Murcia entre otras.

En Extremadura se han unido al Campamento Dignidad la Plataforma Anti-desahucios y otros colectivos que trabajan juntos. Han conseguido que prospere una Iniciativa Legislativa Popular sobre la renta básica y quieren proponerla para todo el Estado.

Por eso deciden ir a Madrid andando. Se organizan las Marchas de la Dignidad desde diferentes puntos del país, incluso de Europa, para confluir el día 22 de marzo en la capital. Allí se les unirán las diferentes “Mareas”. Me llegó la noticia con un video cuyo discurso exaltado confieso que me sonaba a antiguo.

Ahora, por esas cosas del destino, me he encontrado con ellos personalmente. Y os puedo asegurar que hay una gran diferencia entre ver la noticia y vivir la realidad. Quizá es uno de los males de esta era de la información, que nos avoca a confundir la noticia plana con la realidad siempre compleja.

Me encuentro con un amigo del pueblo donde vivo y me dice que los de la Marcha de la Dignidad llegan al día siguiente a Oropesa (un pueblo a 20 km) y que no hay gente para acogerles ni para prepararles algo de comer. Quedamos al otro día un grupito por la mañana en una casa para preparar cena y desayuno para cincuenta personas; cada uno llevará algo de su huerto, de su despensa…

Con un sol radiante, improvisamos una cocina en el porche y nos ponemos manos a la obra. Momentos ricos, de charla, musiquita, compañerismo…Colaborar nos llena de alegría y se nota en el ambiente.

Por la tarde cargamos los “perolos” en un coche y nos vamos a Oropesa de Toledo. Les vemos llegar. Portan banderas de diferentes colores; caminan con dificultad; parecen agotados; han caminado 35km desde Navalmoral de la Mata, donde el alcalde no les ha dejado local para dormir y al final se han refugiado en la sede de CCOO.

Hasta las 21,30h no pueden entrar en el polideportivo donde les dejarán dormir, esta vez sí, en Oropesa. En la misma plaza del pueblo, en medio de una terraza con mesas donde nos acabamos de tomar algo todos juntos, se organiza la asamblea. Algunas personas del pueblo se acercan, otras miran recelosas. Empieza a refrescar.

Los de la marcha cogen el megáfono y por turnos explican las razones de su decisión de ir a Madrid. Piden trabajo digno para todos; una renta básica que cubra las necesidades mínimas de las familias; vivienda, agua, luz y gas como derecho universal; servicios sociales para todas las personas y una auditoría sobre la deuda del país. Algo muy razonable y humano.

Al día siguiente mi compañero y yo decidimos salir a caminar con ellos. La etapa de unos 23km va de Oropesa a Calera y Chozas.

Por el camino ambiente alegre. Chistes, risas, bromas…caminamos a buen ritmo, marcado por los jóvenes que tiran con fuerza del grupo, formado por una representación de diferentes generaciones. Cuando caminamos por la vía de servicio muchos coches y camiones saludan con sus bocinas.

Hablo con Manuel; me explica que para ellos la renta básica no debe ser una prestación social, sino el derecho de todo ser humano a vivir dignamente. Han conseguido que el Parlamento de Extremadura apruebe, aunque con recortes, empezar a pagar la “renta básica de inserción” a 8.000 familias, de las cuales hasta ahora solo han accedido a la ayuda algunas decenas, por la cantidad de papeleos que requieren.

Seguimos caminando y Petri me cuenta que cada día se pone en la calle con una mesa que le dejan en un bar a resolver los problemas que la gente trae para ver si los del Campamento Dignidad les pueden ayudar. Y son muchos. Amenazas de desahucio, gente que hay que realojar, cortes de luz, niños desnutridos, madres que se desmayan en la calle porque, para dar algo de comer a sus hijos, se quedan ellas anémicas, parados que ya no pueden aguantar más viendo a sus hijos llorando de hambre, hambre, hambre. “Te digo que hay mucha gente pasando hambre. Y nos podrán quitar todo, pero la dignidad no nos la quita nadie”.

Paramos a tomar un segundo desayuno en un bar de carretera. La encargada de intendencia saca pan, chorizo, mortadela, queso...“Todo esto nos lo van dando en los pueblos”, comenta mientras hace bocatas para unos y otros. Aparecen dos policías de paisano que se interesan por la marcha y charlan con Manuel sobre la crisis. Hay un rifirrafe entre los jóvenes y el dueño del bar que hace algún comentario ofensivo mientras luce un llavero con la bandera preconstitucional. Las mujeres aplacan los ánimos y seguimos caminando.

Voy hablando con Diego, Carlos, Paco, Julio…de la vida, de sus vidas, de la crisis y de cómo crece la solidaridad entre la gente. Sienten que no tienen nada que perder, que luchar por sus derechos y por los de todos, en lugar de quedarse en casa lamentándose, les devuelve la dignidad y también dicen que solo les pueden matar una vez y que van a por todas.

Entre todos acumulan multas por valor de más de 200.000€ por sus acciones reivindicativas, pero está claro que han perdido el miedo; o como dicen ellos “nos han quitado todo…hasta el miedo”. Han descubierto su poder y eso ha cambiado sus vidas. Saben por propia experiencia que “sí se puede”.

Unos kilómetros antes de llegar a Calera aparece un coche y se bajan unas mujeres jóvenes que vienen a recibir la marcha. Prometen curar las ampollas y aliviar las lesiones a los que lo necesiten. El grupo entra en el pueblo ante la mirada atónita de algunos paisanos, cantando por el megáfono retahílas como:

Sí, sí ,sí, nos vamos a Madrid

Luz, agua y gas derecho universal

Un desahucio, una ocupación

Otro desahucio, otra ocupación

No hay dinero? Lo tienen los banqueros

Donde está el dinero?

Lo tienen los banqueros

Ya en el pueblo nos conducen al polideportivo donde nos ofrecen una monumental paella y donde van a dormir los caminantes.

En la comida Ángeles me habla de su casa; está muy contenta porque antes vivía en la calle; dice que la tiene muy bonita; me enseña fotos en el móvil; es la única inquilina en un bloque abandonado y saqueado; el suelo es de cemento, no tiene luz ni agua pero se apaña con la ayuda de los compañeros del Campamento Dignidad; el piso se lo consiguieron ellos; come poco porque le faltan dientes, pero sus ojos de águila están muy abiertos.

Llega la despedida. Nos abrazamos como si nos conociéramos de toda la vida. Nos agradecen el haberles acompañado un tramo; se sienten apoyados y eso les da ánimo. Mañana seguirán caminando. No hay quien los pare.

¡Adiós compañeros! Os llevo en el corazón.

¡Nos vemos en Madrid!

Para mí “Campamento Dignidad” ya nunca más será parte de una noticia plana.

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